Soy madre de un adolescente de 16 años que es un chico maravilloso y único que resulta que está dentro del espectro autista.
Si, mi hijo es TEA, lo que antes de 2017 se consideraba “Asperger”, pues es en ese año, que el DSM 5, (que es el Manual diagnóstico y estadístico de las condiciones psiquiátricas de la Asociación Americana de Psiquiatría) separa las condiciones concatenadas previamente en el término “Asperger” y lo cataloga como un espectro, el espectro autista.
Dentro de este espectro es donde se encuentran los autistas de alto rendimiento o alta funcionalidad, de este tipo de autista es el que mi hijo es.
Hoy día puedo decirlo así tal cual es, sin cargas y hasta con cierto orgullo, porque es mi hijo y como seguramente tú también, lo amo y lo acepto con todo lo que ello implica, pero no siempre fue así.
Esto ha sido todo un camino, muchas veces cuesta arriba y otras oscuro y solitario, porque nadie te prepara para entender las diferencias que tu hijo pueda tener, vivimos en una sociedad donde se da por hecho que los hijos nazcan niños regulares y sanos y los mayores retos sean vivir lo suficiente para educarles y proveerles de lo necesario, sin embargo, los padres que tenemos niños atípicos sabemos que eso sería un lujo, para muchos de nosotros.
En un mundo donde se espera que se mida el éxito de los padres por los logros de los hijos, en un mundo competitivo de colección de medallas y diplomas, estamos los padres que tenemos que aprender a soltar las expectativas impuestas por una sociedad juzgadora y culpabilizadora, y ver el logro en un 6 en la clase de educación física y un 10 en física, pero verle confundido de porque la gente le sigue preguntando que porqué no tiene amigos, de porque no le gusta saludar a las personas de beso, o porque le molesta el ruido y las luces brillantes cuando todo adolescente ama precisamente eso.
La neurodiversidad es un reto más en la vida, como lo es cualquier cosa que nos separa de las masas, sin embargo, las sociedad ignorantes hacen más tortuoso el camino para un adolescente y ahí es donde entramos los padres y hablando por mí, la madre.
La maternidad vivida así está llena de culpas y dolores hasta que lo sanas, hasta que sueltas que no tuviste un hijo para aportar a la sociedad, tuviste un hijo para enseñarle la vida lo suficientemente bien para que sea lo libre y autosuficiente que pueda llegar a ser y si en ese camino el es productivo para la sociedad habrás hecho un excelente trabajo.
No, los hijos neurodiversos, no son anormales, no están locos, no son raros, no están “enfermitos”, simplemente son diferentes, pero ¿no es acaso eso lo que los buenos padres buscamos enseñarles? Que sean tan ellos que se separen de las masas y puedan construirse, encontrarse y amarse en la distinción, entonces qué tendría de particular que un chico neurodiverso sea “más diferente que los otros diferentes”
Si tienes un hijo TDAH, TEA, TLP o demás, bienvenida al club de las madres que enfrentamos más retos que el resto, nuestros logros a veces se limitan a pasar de un día a otro esperanzada en hacer lo mejor posible, buscar la mejor atención médica que pueda tu bolsillo darte y darle todo el amor que puedes a tu hijo, ¿ves? Somos igual que el resto, hacemos exactamente lo mismo que las demás madres, lo único diferente es lo que la sociedad nos pone a cuestas.
SI tu eres de mi club, me gustaría decirte que eres maravillosa, que es necesario que aprecies todo lo que haces por tu hijo, que no hay bueno ni malo en esto, que muchas personas por menos de lo que te toca enfrentar diariamente, salen corriendo, que mucha gente te va a decir, “si yo estuviera en tu lugar….”, pero ¿qué crees?, NO LO ESTÁN, tú sí, así que aléjate de toda persona que no te sume ni con sus palabras, lo haces muy bien, lo harás muy bien y cuando no sea así, aprenderás a hacerlo mejor.
Ama a tu hijo, acepta a tu hijo, abrázalo y bésalo, así mida 1,82 mts como el mio, porque dentro de él hay un caos que no logra entender y a veces nosotros somos la única paz en sus mundos.
De una madre de un neurodiverso a otra, te puedo decir, el camino es largo, es duro e injusto pero tu hijo lo vale, cada paso del camino, estarás bien y cuando no lo estés, tendrás otro día para estarlo.
Yeya Maldonado B.
CEO de Papayahot.mx
Ser madre de por sí es una empresa demandante y titánica, la maternidad te hace explorar tus inseguridades, tus miedos, tus heridas y cicatrices, pero lo enfrentas con tus elementos como puedes, con todo lo que eres y el amor a tus hijos es el gran motor, y una vez que crees que le estas tomando el punto al asunto, llega la adolescencia.
Esa etapa en la que tus hijos dejan de ser esos pequeños seres que te atosigan con su parloteo, juegos y dulzura se han convertido en seres más altos que tu, malhumorados, cuestionantes e inconformes, incomprensibles muchas veces, frustrantes y sobre todo se han vuelto seres que sientes cada vez más lejos de ti, por un lado, sientes agrado y admiración por encontrar personas al margen de ti pero por otro lado descubres una nueva batería de angustias, miedos, preocupaciones y si, culpas.
La culpa en nuestra cultura se siente a veces como un obligado, y en la maternidad pareciera una eterna compañía, sin embargo, no, no lo es, no debería de serlo, hay que enfrentarla, sacarla y dejarla ir, me encantaría decirte que tengo la cura, no, no la tengo, trabajo las mías y es lo único en salud que he logrado hacer, y si yo puedo, tú también.
Este texto no tiene la intención de enseñarte el hilo negro, tiene la intención de desmitificar que la maternidad es un estado de gracia casi religioso al que todas las mujeres aspiramos y que traemos el software integrado de fábrica, si eres madre (de adolescentes o no) ya habrás descubierto que no es para nada cercano a la realidad.
La adolescencia de un hijo es como un bicho que sabe dónde picarte, que percibe tus carencias y heridas para ponerle el dedo y picar profunda y dolorosamente, por eso es tan fuerte, por eso es tan abrasiva, por eso por momentos, tan dolorosa.
Tienes que recordar que ese pequeño ser, sigue ahí, tan perdido y vulnerable como lo era cuando nació, si bien ahora ya sabe más de ti de tecnología, ánime y música de moda, no lo hace más capacitado para guiar su vida, y llevarla a buen puerto, por ello te necesita más que nunca, no porque le veas más alto que tú es tan adulto como tú.
Solo que ahora te necesita de nuevas y diferentes formas, algunas que ni siquiera tu hija(o) sabe, porque ni siquiera sabe a dónde o cómo va llegar, es más, muchas veces no sabe ni que va a llegar.
Son dos básicamente, 1, hacerlo autosuficiente, es decir que pueda tomar las riendas de cada uno de los aspectos de su vida, económico, afectivo, laboral, de salud, social, espiritual, etc y tenga las herramientas de vida para hacerle frente a las consecuencias de todas sus decisiones y 2, que haya encontrado el camino en el que sume a la sociedad a la que pertenece en cualquier ámbito de su elección y en función de sus talentos y pasiones.
Actualmente la sociedad escasamente llega al punto uno y de forma sumamente deficiente, vemos jóvenes que a los 35 años siguen dependiendo económicamente de sus padres, sin saber hacerse cargo de la satisfacción de sus necesidades más básicas y no porque tengan una deficiencia de cualquiera índole, por mera adolescencia tardía, ya no digamos que exista un interés para ser de utilidad a esta sociedad.
No tengo la verdad absoluta en cuanto a maternidad de los adolescentes (muy apenas puedo hacerme cargo del que tengo en casa), pero decirte, el proceso no es fácil pero no tienes porque vivirlo sola, las redes de ayuda en las mujeres se vuelven necesarias para enfrentar lo que la vida nos pone hoy, parte de que Papayahot.mx sea una EPC (Empresa de Propiedad Colectiva) se debe a que creemos que en colectivo logramos más por un bien mayor, y en la maternidad, el bien mayor es construir una mejor sociedad para nuestros hijos con base en la construcción de mejores seres humanos a través de nuevas formas de educar.
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Tal vez recuerdes la frase “La mano que mece la cuna es la mano que guía al mundo”, yo diría “La mano que acompaña a un adolescente en su construcción, presencia el mayor milagro de vida”
Yeya Maldonado
CEO de Papayahot.mx